Alguna vez os habéis planteado escribir la vida de vuestros hijos?Bueno...no de por vida pero si hasta los 18 años o así.

En mi familia es casi una tradición. Mi madre, con sus cuatro hijos, marido, trabajo y mil cosas más, sacó tiempo para escribirnos a cada uno de nosotros un diario de nuestra vida.

Madre y padre cordobeses, afincados en Madrid. Sin ningún familiar cerca y por lo tanto ningún tipo de ayuda que no fuera de algún amigo o vecino. Mi hermana recién nacida ingresada en el hospital con un soplo en el corazón y mi hermano pequeño en la cama contigua con una afección respiratoria; cerros y cerros de ropa que planchar; desayunos, comidas (porque nosotros no nos quedábamos en el comedor del cole) y cenas. !Todos los días!!7 días a la semana!365 días del año!

Pues aun así, muchas noches sacaba alguno de los cuatro diarios y nos dedicaba algunas palabras. Ahora que soy madre entiendo porque la mía se acostaba tan tarde... Era su momento glorioso, de experimentar algo de tranquilidad y dedicarse algo de tiempo. Aunque también era el momento de poner rodilleras en el chándal del cole, remendar calcetines o de hacernos el disfraz para la función de Navidad.

A día de hoy son muchas las ocasiones a las que he recurrido a mi diario para cotillear las cosas que escribía mi madre sobre mi o para contrastar si yo tenía los mismos comportamientos que a día de hoy está experimentando Zoe. Y también son muchas las tardes que nos hemos sentado todos juntos, con nuestras respectivas parejas, a leer nuestras aventuras y desventuras. Mi madre, enfermera de profesión, se centraba mucho en escribir sobre todas las enfermedades que íbamos superando, caídas de dientes y caidas de toboganes, malas notas y travesuras. De ahí que mis cuñadas siempre que leen los diarios de sus parejas, dicen que les hemos vendido la moto y que se han casado con unos "tarados".

Siguiendo los pasos de mi madre, que también están siguiendo mi hermano mayor y mi cuñada, yo también decidí escribirle un diario a Zoe y a día de hoy también a Oliver.

Gracias al diario de Zoe, puedo contrastar si el desarrollo de Oliver esta siendo parecido al de Zoe en su día, si alcanzaban los mismos hitos, si sonrieron antes o después y mil datos más que en muchas ocasiones intentas recordar y que es imposible hacerlo a no ser que recurras al diario.

Tengo pensado, si me sigue dando la vida para continuar escribiendo, regalarle a Zoe y a Oliver el diario de su vida cuando tengan 18 años. Es un regalo muy a largo plazo y nunca se sabe las vueltas que da la vida, pero estoy segura de que el día que se los regale van a recibir uno de los mejores regalos de su vida...nunca mejor dicho!

Y vosotros también escribis un diario a vuestros hijos? Vuestros padres también lo hicieron?.

Besitos y leotardos